miércoles, 12 de noviembre de 2008

Sé que es un poco tarde, pero dicen que más vale tarde que nunca.

El día 15 de octubre mi sobrino Daniel cumplió los 18 años. Es el pequeño de tres hermanos, hijo de mi segunda hermana, alegre, divertido, cariñoso, buena persona, buen hijo, buen nieto, buen sobrino, por qué tal y como está el mundo, tengo unas maravillas de sobrinos.

Cuando él nació yo tenía 9 años, recuerdo que quería una sobrina porque ya tenía dos sobrinos más pero no le cambiaría por nada en el mundo.
Ojalá que la vida le trate bien, ojalá sea feliz en su camino, ojalá celebremos juntos muchísimos años más. Le quiero, le adoro, y siempre estaré a su lado cuando me necesite. No hace falta que se lo diga, él lo sabe, confía en mí y yo en él.

Dieciocho años y han pasado volando, a veces me gustaría parar el tiempo para no dejar en el aire ningún momento, para no dejar escapar ninguna sonrisa, ningún beso, ningún abrazo...


Aquel pequeñajo, que se reía con sólo mirarlo, que venía y te abrazaba , sin más, que le encantaba que le cogiera en brazos, hoy, mide metro ochenta y pico pero afortunadamente hay cosas que no cambian.